SEXUALIDAD EN FEMENINO (I)
Esta semana ha vuelto a ser bastante fructífera. La he aprovechado a tope tanto en lo personal como en lo profesional. Lo que voy a contaros incluye los dos ámbitos ya que es fruto de una charla interesantísima relacionada con mi trabajo que mantuve con un buen amigo.
Este amigo es un fiel seguidor de mi blog y, como me quiere bien, me riñe cuando algo no le gusta. Para centrarnos, la cuestión giraba en torno a que echa en falta más reflexiones criticas sobre las "peculiaridades" de los comportamientos femeninos en las relaciones de pareja. Él opinaba que muchas de nuestras actitudes no sólo no ayudan a mejorarlas sino que las dificultan e incluso las boicotean ..... Tuve que darle la razón ....
Un error en el que incurrimos con mucha frecuencia consiste en confundir la intimidad sexual con una especie de sacrificio/premio que tenemos que brindar a nuestra pareja para tenerlo contento.
Muchas mujeres construyen su sexualidad de una manera muy rudimentaria, acceden a la etapa adolescente con un imaginario erotico muy pobre basado en una idea romántica de las relaciones. No tienen ninguna dificultad a la hora de enamorarse y mantener sus primeros encuentros sexuales durante el comienzo de la relación (fase de conquista), pero pasado este periodo (una vez consumada la conquista) su imaginario erotico se queda sin contenidos válidos para la nueva etapa, entrando en una dinámica de bucle que sólo alimenta emociones cercanas a la rabia y la consiguiente frustración.
La sexualidad es un constructo, es decir requiere de un proceso de ideacion y puesta en escena. Nacemos con una equipacion completa para procrear, pero la vertiente placentera de este cometido necesita elaboración. Los varones lo tienen más fácil por motivos anatómicos y educacionales, pero nosotras disponemos de pocos recursos para acceder al ámbito de lo meramente placentero. Algunas más "suertudas" se topan con acontecimientos azarosos que las ayudan a descubrir capacidades ligadas a sensaciones inquietantes provenientes de lugares ocultos a la vista, pero accesibles a sus manos, otras simplemente nacen curiosas y se afanan en la búsqueda de todo aquello que el mundo que las rodea y su propia anatomia ponen a su alcance, ...... pero el grueso del colectivo se queda con la equipacion básica y se frustra cuando descubre que el romanticismo dura lo que dura el noviazgo y que lo prosaico del día a día no le aporta esa satisfacción extra que ella ilusamente había soñado. Su mente construye un discurso errático/erróneo en el que su pareja aparece como un gran egoista con pene que solo la busca cuando necesita desahogo y ella reducida a un simple agujero/vagina obligada por contrato a tener encuentros sexuales en intervalos marcados por la mala hostia que él vaya acumulando ......
Son pocas las que tienen la lucidez necesaria para darse cuenta de que son ellas las que han perdido la perspectiva respecto a lo que les llevó a juntarse, e ulisionarse, con la idea de construir ese proyecto común llamado relación de pareja, y que en la base del mismo, como circunstancia diferenciadora, estaba implícito el atractivo/tirón sexual que incluía desearse mutuamente y compartir la capacidad de disfrutar placenteramente del contacto íntimo. Muchas se parapetan detrás de excusas peregrinas amparadas por teorías pseudocientificas que se empeñan en poner etiquetas a cualquier comportamiento y dicen ufanas: "padezco un DSI (deseo sexual inhibido)" como si eso fuese la causa de su malestar, cuando en realidad se trata del motivo principal, ya que su imaginario erotico es un desierto y su cuerpo ha dejado de ser objeto de su interés.
Al deseo hay que darle de comer, y su único alimento consiste en construir ilusiones que sean coherentes con la realidad que toca vivir. No se puede pretender que lo nutra la persona que tengo al lado, que también tiene que aportar su cuota, esa ración necesaria que hace que siga mereciendo la pena estar junto a él, pero entendiendo que eso sólo consiste en un aditivo pues cada uno es responsable de mantener un imaginario bien nutrido y un cuerpo activo y engrasado.
Una buena educación sexual debería incluir, de manera prioritaria, la convicción de que el placer es individual y que cada persona debe responsabilizarse del suyo. Tener las riendas del propio placer es fundamental para acceder al universo de una sexualidad madura, saludable, satisfactoria y placentera. Esto conlleva dedicación y esfuerzo pero es lo único que garantiza el éxito.
(Ya se que hay más errores, así que seguiremos hablando de ellos pero ahora me esperan mis pacientes)